aquiescencia

La Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo Exterior se ha ido sin hacer ruido, con humildad y elegancia. En su sitio web aparece una nota donde se anuncia que FRIDE «cesó sus actividades como think tank el 31 de diciembre de 2015 por razones económicas».

Es una noticia que me produce tristeza. FRIDE era un think tank serio e independiente. Eso no quiere decir que fuese neutral: no era neutral, porque estaba comprometido con los derechos humanos y la expansión de la democracia. Desde su fundación, FRIDE se convirtió una pieza importante de la investigación y el debate de ideas sobre fomento de la democracia más allá de nuestras fronteras, derechos humanos, política exterior y tantos otros temas actuales que afectan a España, Europa y al mundo. Yo tuve la fortuna de trabajar un año en FRIDE, desde el verano de 2004 al verano de 2005. En ese tiempo conocí gente extraordinaria y participé en estudios, debates y discusiones siempre bien estructurados en torno a problemas de relevancia, tratados con seriedad por expertos bien preparados. Parte de su legado queda en la red.

Ahora, pasados sólo unos pocos meses desde que cerró sus puertas, recuerdo con cariño y nostalgia a la gente con la que trabajé (José Luis, Jessica, Luis, Richard, Silvia, Belén, Ana, Kristina, Suzanne y tantos otros) y conservo la admiración por la visión y generosidad de Diego Hidalgo, fundador de FRIDE y artífice de tantos otros proyectos sociales, el Dreyton español. ¡FRIDE valió la pena!